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Crítica: Skyfall
¿Alguien
ha visto las 23 películas sobre el agente 007?. Si la respuesta es afirmativa,
habría que preguntarle si consigue distinguir unas de otras. Porque por mucho
que te pueda gustar el espía secreto más famoso, 50 años contando casi la misma
historia, son muchos años. Tantos, que buscarle una lógica temporal a la serie
es cuanto menos inútil.
Coches
bonitos, inventos originales, compañeras de aventuras, femmes fatales y el
villano de turno han poblado una y otra vez la saga desde sus inicios.
Skyfall no es una excepción, pero sí que
se aleja un poco de la esencia de la saga. Y lo hace con buenos resultados,
pero a costa de traicionar un pelín su espíritu. Bueno, quizás le haya venido
bien.

A
pesar de que la primera secuencia en Estambul está cargadita de acción (con
algún que otro efecto especial un tanto rudimentario), posiblemente estemos
ante la entrega con menos tiros, saltos y carreras de todas. Lo cual deja más
tiempo para disfrutar de uno de los mejores repartos de toda la saga.
De
Estambul pasamos a Londres, donde Bond ha sido dado por muerto en su misión en
Turquía. Poco después alguien atenta contra el servicio secreto de su majestad,
lo que lleva al agente 007 a salir de su retiro y a ayudar a su jefa M, quien
parece involucrada en tal ataque de manera muy personal. No es difícil adivinar
que será Javier Bardem el que pondrá
a James Bond en aprietos.
Y
para qué nos vamos a engañar, el actor español es lo mejor del film, con
diferencia, consiguiendo bordar a un tío la mar de rarito que no busca
dominarnos a todos, sino simplemente vengarse de la persona que lo convirtió en
lo que es. La primera escena que comparte con 007 es excelente y la mayoría de
sus diálogos así como sus gestos y expresiones, hilarantes.
Si
encima para animar la fiesta están presentes Judi Dench y Ralph Fiennes
entre otros, mejor que mejor. Sin olvidar, claro está, a la cantante Adele; a
quien no vemos pero sí escuchamos en los títulos de crédito.

Al
menos sigue siendo un mujeriego aunque no le importe demasiado el fatal destino
de sus conquistas.
Lo
que sí que le importa es su lealtad a Gran Bretaña y a su jefa. El desarrollo más
profundo de la relación entre Bond y M es uno de los grandes aciertos de Skyfall.
Como
lo es su parte final, original, diferente y de nuevo con Bardem robando protagonismo a todo quisqui.
Medio
siglo sin evolucionar, habría resultado mortal para James Bond. No ha sido el
caso, pues parece que desde Casino Royale,
ha sabido reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Es inevitable por
tanto, perder por el camino un poco de tu identidad.
Dicen
que lo que no te mata te hace más fuerte. Pues en ese caso 007 se ha puesto muy forma.
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