El origen de un clásico moderno
Crítica: Monstruos University
Desde que en 1995 vio la luz Toy Story, cada película que Pixar ha estrenado se ha convertido en un acontecimiento. Y como le ocurre a Apple cuando lanza algún cachivache electrónico, mantener ese status eternamente es prácticamente imposible. Aunque la diferencia entre ambas empresas es que todavía no ha habido revueltas a la entrada de los cines en China...
Son muchos los que creen que desde Toy Story 3, la compañía no ha vuelto a mostrar la magia que sólo ella es capaz de sacarse de la chistera. Cars 2 y Brave fueron éxitos de taquilla pero no enamoraron como si hicieron Buscando a Nemo, Up o Ratatouille, entre otras. ¿Es Monstruos University parte del primer grupo o estamos ante una nueva maravilla?
En esta ocasión volvemos al mundo de los asustadores profesionales para conocer cómo se forjó la inquebrantable amistad entre Mike y Sulley. El escenario será la universidad de sustos con las hermandades yankees como tema central. Sí, lo sé, ya no sale Boo... y no me lo recordéis porque me pongo tristón.
Desde el principio queda claro lo que nos espera: un relato divertido, eficaz, ligero y, por qué no, nostálgico. En ningún momento tratan de convencernos de que la precuela es mejor que su antecesora. Quizás porque Monstruos S.A. es una obra maestra de los pies a la cabeza e intentar conseguir los mismos resultados artísticos, una quimera.
Y es gracias al recuerdo de ésta que instantes como el prólogo, con un Mike de niño, consiguen resultar maravillosos. A nadie le sorprende que el protagonismo en esta ocasión recaiga sobre ojito saltón. Él es la esencia y el culpable en gran medida de todo el éxito cosechado por ambos films. Por el contrario, Sulley pasa a un segundo plano aunque no por ello menos importante. A su lado, un buen puñado de personajes que por momentos se convierten en los reyes de la función. Posiblemente sean estereotipos, pero los compañeros de hermandad de Mike y Sulley tienen vida propia y encabezan algunas de las escenas más hilarantes de todo el metraje.
Ahí radica el pequeño "pero" de Monstruos University. Que los secundarios roben protagonismo a dos clásicos de la animación es signo de que quizás se ha perdido un poco la chispa que tuvieron antaño entre ellos. Puede que la razón sea porque el guión ha dejado de arriesgar y ha apostado sobre seguro, sin innovar ni sorprender como hiciera Monstruos, S.A. hace ya 12 años.
Por supuesto, la animación es extraordinaria, lo mismo que el diseño de los personajes. Pero la historia no cuenta nada nuevo. Todo lo hemos visto ya en una u otra película. Ya no es tanta la emoción que desprenden sus imágenes. Lo cual no quiere decir que aquí este narrado de forma torpe o aburrida. A pesar de que no sea una obra original e incluso se trate de una precuela más bien innecesaria, uno acaba dándose cuenta de que el sello de la casa del flexo sigue estando presente.
Como decía al principio, Pixar ha llegado a un nivel de perfección tal, que cualquier película que no sea de 10 se considera una decepción. Monstruos University no saca sobresaliente por culpa de las comparaciones con su hermana mayor, pero se gradúa con notable alto. Nunca pensé que echaría tanto de menos a un niña pequeña que no sabe ni hablar...
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