El legado de la confusión
Crítica El legado de Bourne
Confusión. Sí,
definitivamente Confusión. Esa es la palabra que mejor define a esta cuarta
entrega de una saga que en sus tres primeras partes dejó el listón muy alto.
Para empezar, avisaros de que
si no os acordáis de El ultimátum de
Bourne o ni siquiera la habéis visto, lo lleváis claro. De hecho ni aun
habiéndola visionado el día anterior, puede que os enteréis de gran cosa. Como
anécdota, os contaré que un amigo con el que fuí a verla al cine, se pensaba que
Jason Bourne y Aaron Cross (así se llama el prota de este film) eran la misma
persona. Vamos, que no se enteró de la misa la media.
Ese es el principal problema
de El legado de Bourne. Las tres películas
encabezadas por Matt Damon también eran enrevesadas e incluso podías llegar a
perderte un poco, pero tenían una base argumental sólida y un desarrollo de la
acción coherente.
En El legado de Bourne, todo es
demasiado caótico y precipitado. El estudio quería seguir exprimiendo una
historia que le estaba reportando muchos beneficios y a pesar de la negativa de
Matt Damon a repetir su papel, se sacaron de la chistera una nueva conspiración
y un argumento paralelo al que tenía de protagonista a Jason Bourne.
El principio, ya de por sí,
no explica gran cosa y deja al espectador contemplando escenas que se suceden
sin parar, pero que no consiguen crear un inicio de la trama interesante. Se
nos presentan nuevos personajes -mejor dicho- se introducen nuevos personajes
sin explicar quienes son, ni qué hacen ahí. Algunos de ellos salen de escena
sin haber aportado nada. Un ejemplo es Edward Norton, que parece ser que es el
malo de turno pero que desaparece sin dejar rastro.
Al menos, uno se entera de
que por culpa de Bourne, otros proyectos muy turbios de la CIA corren peligro
de ser también descubiertos y desmantelados. Y es aquí donde entra en escena Jeremy Renner, el
cual debe tomarse unas pastillas que poco menos que lo
convierten en Hulk. Parece ser que formaba parte de una iniciativa para
mejorar las aptitudes físicas y mentales de agentes de un programa secreto de la CIA.
Al menos hay que dar las gracias a Jeremy Renner y Rachel Weisz. Ambos salvan una película que parece que conduce a alguna
parte, que crees que va a tener un fin determinado, pero que se diluye en una persecución
interminable con terminator tailandés incluido
y acaba de repente, sin más. Acabar es un decir porque en pleno clímax saltan los
títulos de crédito y te quedas con cara
de ¿pero eso es todo?. Y aunque todo apunta que habrá una segunda parte, no se
puede finiquitar de esa manera una película y quedarte tan pancho.
A pesar de todo se trata de un film entretenido, bien rodado y en ocasiones intenso. Que esté un poco decepcionado con esta última entrega, no quita para reconocer que tiene aspectos positivos.
A pesar de todo se trata de un film entretenido, bien rodado y en ocasiones intenso. Que esté un poco decepcionado con esta última entrega, no quita para reconocer que tiene aspectos positivos.
Así que mi conclusión es que,
como pasó con Indiana Jones 4, los
productores deberían haberle dado varios repasos al guión para crear una
película que estuviera a la altura de la trilogía original. Le doy un 6 y
gracias.
Solo diré que me parece fatal que les des la misma puntuación a Brave y este lio macabeo
ResponderEliminarYo no soy precisamente un fan de la trilogía de Bourne, y de hecho, esta es la primera película que he ido al cine para ver de esta saga. Sin embargo, he de decir, que este chico hace un papel muy aceptable, y también la señora Weiz. Es una pareja con química y se trata de una explosión de acción. Lo que necesitamos hoy en día, entretenimiento puro y duro.
ResponderEliminarPD: el argumento es absolutamente no creíble pero que más da... la escena final de la moto es el orgasmo de la acción