sábado, 3 de noviembre de 2012

Crítica: Skyfall


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Crítica: Skyfall

 

¿Alguien ha visto las 23 películas sobre el agente 007?. Si la respuesta es afirmativa, habría que preguntarle si consigue distinguir unas de otras. Porque por mucho que te pueda gustar el espía secreto más famoso, 50 años contando casi la misma historia, son muchos años. Tantos, que buscarle una lógica temporal a la serie es cuanto menos inútil.
Coches bonitos, inventos originales, compañeras de aventuras, femmes fatales y el villano de turno han poblado una y otra vez la saga desde sus inicios.
Skyfall no es una excepción, pero sí que se aleja un poco de la esencia de la saga. Y lo hace con buenos resultados, pero a costa de traicionar un pelín su espíritu. Bueno, quizás le haya venido bien.


Porque Ahora los films de 007 se intentan tomar más en serio así mismos. Ya no hay tantos excesos ni tantas situaciones inverosímiles. Ahora los malos ni siquiera quieren controlar el mundo. Incluso con Skyfall han ido más allá y han suprimido una de las señas de la casa: las chicas Bond como tal.  Sí, hay féminas acompañando a Daniel Craig, pero no de la forma como solían hacerlo. Por no hablar de que el director es el aclamado Sam Mendes, responsable de American Beauty.

A pesar de que la primera secuencia en Estambul está cargadita de acción (con algún que otro efecto especial un tanto rudimentario), posiblemente estemos ante la entrega con menos tiros, saltos y carreras de todas. Lo cual deja más tiempo para disfrutar de uno de los mejores repartos de toda la saga.
De Estambul pasamos a Londres, donde Bond ha sido dado por muerto en su misión en Turquía. Poco después alguien atenta contra el servicio secreto de su majestad, lo que lleva al agente 007 a salir de su retiro y a ayudar a su jefa M, quien parece involucrada en tal ataque de manera muy personal. No es difícil adivinar que será Javier Bardem el que pondrá a James Bond en aprietos.


Y para qué nos vamos a engañar, el actor español es lo mejor del film, con diferencia, consiguiendo bordar a un tío la mar de rarito que no busca dominarnos a todos, sino simplemente vengarse de la persona que lo convirtió en lo que es. La primera escena que comparte con 007 es excelente y la mayoría de sus diálogos así como sus gestos y expresiones, hilarantes.
Si encima para animar la fiesta están presentes Judi Dench y Ralph Fiennes entre otros, mejor que mejor. Sin olvidar, claro está, a la cantante Adele; a quien no vemos pero sí escuchamos en los títulos de crédito.

Eso sí, se supone que Bond, James Bond es un tío siempre elegante, correcto, que pide Martini con Vodka mezclado, no agitado. En Skyfall hay instantes en los que parece mutar a Jason Bourne. Poco más y el muchacho acaba convirtiéndose en Macgiver. ¿Desde cuándo 007 se emborracha y se deja crecer la barba?.
Al menos sigue siendo un mujeriego aunque no le importe demasiado el fatal destino de sus conquistas.

Lo que sí que le importa es su lealtad a Gran Bretaña y a su jefa. El desarrollo más profundo de la relación entre Bond y M es uno de los grandes aciertos de Skyfall.
Como lo es su parte final, original, diferente y de nuevo con Bardem robando protagonismo a todo quisqui.

Medio siglo sin evolucionar, habría resultado mortal para James Bond. No ha sido el caso, pues parece que desde Casino Royale, ha sabido reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Es inevitable por tanto, perder por el camino un poco de tu identidad.


Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Pues en ese caso 007 se ha puesto muy forma.

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