viernes, 5 de octubre de 2012

Crítica: A Roma con amor

¿Volverá a la ciudad eterna?


Crítica: A Roma con amor


Qué difícil. Nunca imaginé que analizar un estreno de Woody Allen fuera tan complicado. Si os digo la verdad no se si me gustó, si era lo que esperaba o si volvería a verla.

Pero vayamos por partes. Rodar una película al año desde 1982 es agotador (algún año incluso dos). Es imposible que mantengas siempre un buen nivel. Pero siendo Woody Allen siempre se le da un voto de confianza ¿no?. Supongo que eso es porque le perdonamos que a veces nos cuele bobadas como Vicky Cristina Barcelona






Pero no me quiero ir por las ramas. A Roma con amor es su último trabajo, cuatro historias independientes ambientadas en la capital del país de la pasta.
La que cuenta con Woody Allen haciendo de Woody Allen, trata sobre el miedo a sentirse inútil cuando uno alcanza una cierta edad.
La que  nos muestra a Alec Baldwin, se basa en lo cambiante que es el amor y lo ingenuos que somos ante él.
El relato en el que participa Penélope Cruz se centra en el miedo al compromiso y en la hipocresía de la sociedad.
Y para acabar, Roberto Begnini nos muestra una crítica feroz a la fama (lo absurda que puede llegar a resultar) y sus efectos.


En todas el amor está más o menos presente, pero sólo las dos primeras dan sentido al film. ¿Y por qué?. Pues sencillamente porque los fragmentos de Cruz y Begnini no hacen justicia a Roma ni a su supuesto protagonismo. Podrían haberse ambientado en cualquier lugar. Y no sólo eso, sino que uno se queda con cara de dibujo chino (con gota incluida en la frente), cuando se acaba la película y te das cuenta de que estas dos historias sobran más que Ben Afleck en El indomable Will Haunting.
 
No es culpa de los actores, pues por ejemplo Penélope Cruz está estupenda hablando en italiano, aunque todos la odiéis. El problema es que  te quedas con la sensación de que se tratan de un relleno que afectan al conjunto. Como dice el refrán “quien mucho abarca poco aprieta”.

Menos mal que la otra mitad consigue mantener el interés y nos muestra un poco más de esa Roma que todos estábamos esperando.
La parte encabezada por el propio Allen es la más divertida. Eso sí, dejando de lado toda lógica y seriedad, pues tiene momentos más surrealistas que los que sufría Dumbo cuando empinaba el codo más de la cuenta. Que le pregunten sino a Montserrat Caballé.
Pero sin duda, las escenas más interesantes y con mejores diálogos son las que tienen a Baldwin de protagonista, con Jesse Eisenberg y Ellen Page (la embarazada de Juno) dándole la réplica de forma excelente. Uno se queda pensando con una de las frases que dice el actor: “Si algo es demasiado bueno para ser verdad, créeme, no es verdad”.
A pesar de su tono melancólico, te entran ganas de irte a Roma y de enamorarte  aunque sea con fecha de caducidad.


Quién sabe dónde estará ambientada su próxima película. Lo único que sé, es que Woody Allen no ha sacado todo el potencial que Roma puede aportar. ¿Volverá a la ciudad eterna?.

1 comentario:

  1. Puff difícil sí..Se te ha olvidado decir que..imprescindible en V.O... si no, ya..olvídate.

    Por cierto, muy fan de tu frase "A pesar de su tono melancólico, te entran ganas de irte a Roma y de enamorarte aunque sea con fecha de caducidad" :)

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