Nunca entenderé por qué hay gente que quiere ver juntos en
pantalla a Superman y Batman. ¿Qué sentido tendría ver a un ricachón sin poderes al
lado de un hombre al que le sobran unos cuantos? Más que unir fuerzas, el hombre
murciélago resultaría un enorme estorbo para Clark Kent, habida cuenta de que
éste último puede volar, ver a través de los materiales, lanzar rayos con los
ojos, viajar a la velocidad del sonido, levantar toneladas de peso y si nos
ponemos, seguramente bailar la Macarena recitando a Shakespeare… ¿Qué ofreces tú entonces, querido Batman,
aparte de un mayordomo octogenario?
Puede que esa sea la razón del enorme espectáculo que nos ha
brindado Zack Snyder, director de 300. Y es que cualquier batalla se antoja
poco espectacular cuando en tus manos recae un superhéroe poco menos que invencible. Si a eso le añadimos que la historia de
Superman es bien conocida por todos, el hándicap a la hora de innovar y
sorprender es bastante grande.