¡Ahí te quedas Hugo!
Crítica: El Cuerpo
A decir verdad, cuando salí del cine no sabía si El Cuerpo me había gustado o no. Lo que tuve claro es que hubo varios detalles que me convencieron... y unos cuantos que consiguieron que pusiera cara de ¿pero qué c..?
Pero vayamos partes. El nuevo trabajo de Belén Rueda, muy aficionada últimamente a películas de este corte, parte de una premisa que podría haber salido perfectamente de El cluedo. El cadáver del personaje interpretado por la cabeza de familia de Los Serrano ha desaparecido. ¿Quién se lo ha llevado y por qué?. Pues descubrirlo es la misión de Jose Conorado, quien opina que el marido de la muerta, Hugo Silva, miente como un bellaco y está implicado.
La propuesta es clara y sencilla: un thiller en torno a cuatro personajes en el que nada es lo que parece. Se agradece que no engañen al espectador, puesto que uno sabe a lo que va cuando entra en la sala. Lo cual no quiere decir que el guión no sea tramposo.
Eso sí, hacer un film de este género no es tan fácil como parece y para que el público entre en el juego tienes que conseguir que se crean lo que está ocurriendo. Yo me lo creí en un 70%, principalmente porque el matrimonio ficticio entre Silva y Rueda (que no actúan mal) no hay quien se lo trague. Vamos, que a su lado la Duquesa de Alba y su marido son dos tortolitos empedernidos.
Sus escenas son extravagantes e inverosímiles. Ella se dedica a hacerle la puñeta a su cónyuge y a gastarle bromas pesadas continuamente mientras a él se le ve a la legua que no quiere a su mujer, porque pone cara de indiferencia cada vez que la mira y se va siempre por las ramas cuando ella le pregunta algo. O es ciega o muy persistente. Yo soy ella y le digo ¡Ahí te quedas!
Acompañándoles está Coronado como un policía necesitado de un cambio de imagen y una bellísima Aura Garrido que al principio no convence. Ya me extrañaba a mí, porque me parece un talento a descubrir. Por eso me agradó comprobar que su tibia actuación tiene una explicación al final del metraje.
Pasada la hora larga de película empiezas a perder la paciencia, debido a algunas escenas de relleno (el repaso de la vida de Coronado) y a otras un poco ridículas (la conversación telefónica entre Silva y una camarera).
La buenísima noticia es que cuando crees que El Cuerpo navega con menos rumbo que Colón en su búsqueda de las Indias (acabó en el Caribe), van y te dan el sorpresón. Te guste o no como resuelven el misterio, al menos sales de la sala con buen sabor de boca.
Como detalle molesto, no sé si os distéis cuenta pero hay varios actores cuyas voces se nota claramente que son habituales de los doblajes, lo que genera una sensación de confusión pues no parece que hablen ellos.
Pero oye, tampoco quiero ser demasiado quisquilloso porque siempre nos quejamos de que el cine español es una auténtica bazofia; y comparado con ese conjunto de films patrios que no gustan a nadie, El Cuerpo es un entretemiento más que aceptable.
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