domingo, 2 de diciembre de 2012

crítica: Fin

La sombra de Perdidos es alargada 

Crítica: Fin

 


Parece que se está poniendo de moda eso de contar una historia con principio, nudo y… ¡y ahí te quedas!. Claramente, la serie de tv más famosa de la última década tiene que mucho que ver.

El comienzo de Fin es de esos que se toman su tiempo para presentarte a los personajes. Durante los primeros 25 minutos asistimos a una reunión de amiguetes que se reúnen después de muchos años sin verse. Saldrán a la luz viejas rencillas, antiguas relaciones, alguna historia turbia que otra…
Poco hay que reprocharle a esta primera parte del film, la verdad. Los actores están bastante comedidos y el reencuentro se desarrolla de forma muy natural. Incluso Andrés Velencoso consigue no chirriar demasiado al lado de las estupendas Maribel Verdú y Clara Lago. Todos los intérpretes, por corta que sea su intervención en pantalla, tienen su momento de gloria.  Incluso Blanca Romero,  quien parece que se atiborra de somníferos antes de actuar.
Además, la fotografía es excelente y los efectos especiales, aceptables (hay que mejorar ese león, eso sí).



Después de este prólogo, que bien podría ser un resumen de la vida de cualquiera de nosotros (lo que la hace más cercana), algo inesperado sucede. El cielo se ilumina y todos los aparatos eléctricos se paran. Y Menos mal, porque si no fuera así estaríamos viendo Lost in translation, es decir, una película en la que no pasa nada.
Poco más se puede explicar del argumento sin destriparos cosas que no hayan destripado ya los tráilers, para qué nos vamos a engañar. Pero la frase de su póster promocional “No quedará nadie” es bastante explícita. 

A partir del instante en el que lo sobrenatural hace acto de presencia; o te dejas llevar y aceptas lo que está aconteciendo o se te hace muy cuesta arriba la trama. Yo elegí la primera opción (ya que me había dejado los cuartos en la taquilla del cine), pero entiendo que una parte del público se pregunte: ¿qué tomadura de pelo es ésta?, me estáis vacilando ¿no?. 

Te guste Fin o no, se echa en falta una explicación o al menos una razón, por mínima que sea, para todo lo que estás viendo. Aunque como decía un amigo mío, es bastante probable que las respuestas que te ofrecieran fueran ridículas; y entonces sería peor el remedio que la enfermedad. A veces es mejor que uno saque sus propias conclusiones.

Dejando de lado su desenlace inexistente y alguna escena sonrojante con bicis de por medio, la película te hace pasar un rato entretenido. Que compense o no el precio de la entrada depende de cada uno.


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